Viajar a Roma es sin duda alguna una experiencia única
Perderse en la historia de sus monumentos, tropezar en una de sus 900 iglesias, hasta simplemente sentarse en una «piazza» a descansar es muy emocionante.
Pero esta ciudad tiene mucho que ofrecer también a tus papilas gustativas. Empezando por pastas famosísimas como la Carbonara o la Cacio e Pepe (el «cacio» es el queso, o sea el Pecorino Romano) , pasando por todo tipo de carnes y concluyendo con deliciosos postres, la ciudad de Roma no te dejará hambriento.
Uno de los productos estrellas de Roma es el «maritozzo«, un pastelito delicioso muy común en cualquier bar de la capital italiana. Es una brioche con un corte longitudinal y relleno, muy relleno, de nata montada!
Morder un maritozzo es como morder una nube, esponjosa y suave. Te aseguro que no es nada empalagoso, porque la nata no está muy dulce.
Una versión diferente del maritozzo es el «quaresimale», que comparte con el primero la misma forma y la manera de consumir, pero la masa contiene uvas pasas, piñones y fruta confitada y su ingrediente principal es el aceite, y no la mantequilla.
Algunas variantes modernas llevan chocolate, Nutella, fresas o pistachos picados.
¿El marittozzo, porque se llama así?
El nombre del bollo deriva de una costumbre muy romántica. El futuro marido («marito» en italiano y «maritozzo» en dialecto romano) para pedir la mano de su enamorada, le daba como regalo este pastelito, escondiendo en su interior un anillo u otra joya de pequeñas dimensiones.
Donde comer los mejores Maritozzi
Un sitio en Roma donde probar un tradicional maritozzo es la pastelería Regoli, una institución en el barrio Esquilino desde 3 generaciones. Otra opción también fuera del centro es Il Maritozzaro, con sus maritozzi suaves y una nata excepcional o Romoli. En estas pastelerías es aún muy común ver autóctonos romanos dejándose conquistar de la increíble dulzura de este bollo.
¿Te lo vas a perder?