Un finde en la ciudad más dulce de Italia
La ciudad de Turín es una ciudad maravillosa, llena de historia, arte y cultura. Fue la primera capital del Regno di Italia, y su casco antiguo está caracterizado por palacios reales y pórticos, tanto que se denomina «el salón de Italia».
A nivel gastronomico la capital piamontesa nos conquista con pasta rellena (típicos son los «ravioli del Plin«), la carne, que se suele consumir cruda (la battuta di Fassona es la versión italiana del tartare), las verduras, entre ellos nabos y pimientos, y frutos secos (¿te suenan «le nocciole delle Langhe«?). Por supuesto todos los platos están acompañado por un buen vino tinto, entre los mejores de Italia.
Turín y la tradición del chocolate
La tradición que vincula Turín con el chocolate es muy antigua. Se dice que fue el rey Emanuele Filiberto que ofreció a su corte una taza de chocolate caliente para celebrar el traslado de la capital del reino de Chambery a Turín.
Enseguida nació el amor, un amor que nunca abandonó la ciudad: chocolaterías, bombonerías y cafés modernos empezaron a popular la ciudad y productos como Gianduiotto, Bicerin, marron glace y cremas untables a ser cada vez más comunes.
Las mejores cafeterías y bombonerías
Muchas de las más famosas cafeterías se encuentran entre Piazza Castello y Piazza San Carlo. Baratti e Milano es uno de los lugares más nobles de la ciudad, además de ser el sitio perfecto para degustar bombones. Si prefieres probar el chocolate que por muchos años fue el oficial de la Casa de Saboya, te aconsejo ir a Stratta. También el Caffé Plattí cuenta con 150 años de historia, y sigue siendo un punto de referencias para mucha gente local.
Entre los cafeterías y chocolaterías más modernas te aconsejo la galardonada chocolatería de Guido Gobino, un autentico paraíso del chocolate. Entre las especialidades se encuentran los Gianduiotti Tourinot, los cremini con sal y aceite evo y otras numerosas delicias como las tabletas de chocolate negro, de avellana y de leche.
Galletas del Piemonte
Para acompañar una humeante taza de chocolate caliente o un buen cappuccino lo ideal es probar unas de las tantas galletas tradicionales del Piemonte. Muchas de estas galletas están preparada con pasta brisa y de consecuencia con mantequilla, una de las mejores de Italia por calidad (la leche fresca de las vacas de los Alpes marca la diferencia).
Las paste di meliga son elaboradas con harina de maíz y de trigo, y tienen una forma a anillo, abierto o cerrado. La más artesanales llevan un porcentaje de harina de maíz más gruesa para que las galletas se queden un poquito más crujiente.
Los brutti ma buoni son galletas que deben su nombre a su forma irregular (literalmente es «feos pero buenos»). Son galletas aptas para personas con intolerancia al gluten, porque no requieren harina de trigo, y se preparan simplemente con avellanas, claras, azúcar y vainilla.
Los torcetti son sin duda una de las galletas más conocidas y populares de la región. Son la versión dulce de los grissini, los palitos de pan tan famosos. En este caso pero, no se hornean en palitos, sino se doblan para formar una gota y se recubren de azúcar.
Finalmente, no olvidéis de probar los baci di dama (besos de dama). Según dicen, estas cookies tienen este nombre porque las dos mitades de la galleta recuerdan la forma de los labios cuando hacemos el gesto de besar. Son originarios de Tortona, una ciudad a menos de 2 horas de Turín, donde abundan las avellanas. La receta de los baci di dama es fácil de recordar, porque lleva la misma cantidad de harina, de avellanas, de azúcar y de mantequilla. Desde la masa que se crea habrá que ir formando pequeñas bolas, redondas y lo más iguales posibles (7-8 g cada una). Estas bolas antes de pasar por el horno, necesitan reposar en la nevera por lo menos durante una hora. Este paso es esencial para evitar que las galletas se aplasten durante la cocción y ¡que se pueda crear luego, un beso perfecto!
